El Caballero de París aparece frente a la fachada de la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, en la calle Oficios. Este personaje popular, vagabundo famoso que comenzó su trayecto por la ciudad en la década del 50 del siglo XX, un tipo de Quijote habanero cuyo verdadero nombre era José María López Lledín, solía vestir de negro, y dejó su huella y leyenda en disímiles espacios de La Habana. Su escultura, como la de Hemingway, pertenece también al artista José Villa Soberón y pareciera caminar.Tanto el dedo índice de su mano de derecha, como su barba, brillan de modo particular, pues la gente los acaricia al pasar, como si de un santo milagrero se tratara.Dicen que tocar el dedo y la barba del «Caballero de París» atrae la suerte.