veröffentlicht 2017-12-08 durch
Lisandra Nieto Basnueva
El Gran Parque Natural Topes de Collantes, con su naturaleza de muchos matices y excepcional, es uno de los sitios más encantadores de la geografía cubana. Con 112 kilómetros de extensión, se encuentra a unos 800 metros sobre el nivel del mar, a poco más de 20 kilómetros de la villa de Trinidad, ciudad patrimonio cultural de la humanidad, y a unos 350 kilómetros al este de La Habana.
Sus bellezas naturales se combinan con la tranquilidad propia de los parajes alejados de la vida moderna, una realidad que incentiva al visitante, quien también puede disfrutar allí de los recursos tecnológicos imprescindibles para mantenerse en contacto con el resto del mundo.
Los atractivos comienzan con el trayecto mismo en busca del exuberante rincón espirituano, al que se llega por una zigzagueante y empinada carretera, desde donde se observan grutas horadadas en sus fallas de verticalidad inigualable y una vegetación diversa, favorecida por el microclima especial de esos dominios.
Este paraje parece haberse creado para el senderismo, modalidad turística que permite al viajero disfrutar de valles muy abiertos, distinguidos por drenajes subterráneos, hermosas cascadas y saltos de aguas transparentes y fascinantes, y estrechos riachuelos de caudales rápidos.
Tomarse un delicioso café en la casa de Elida, fotografiar cartacubas, zunzunes y tocororos- el Ave Nacional-, en los senderos de la Gruta de la Batata, deleitarse con los portentosos árboles del Jardín de los Gigantes, refrescar la vista en el Salto del Caburní y nadar en las tranquilas aguas de la piscina del mismo nombre son opciones irrepetibles.
Por ello y mucho más, bien le viene a Topes de Collantes el popular título de Paraíso en las alturas.
Texto y fotos: Oscar Alfonso Sosa (ACN)