Published on 2018-01-05 by
Lisandra Nieto Basnueva
La majestuosidad del Capitolio de La Habana lo convierte en uno de los símbolos más notables de esta capital. Para el visitante, admirable es, sin dudas, cómo desde varias zonas citadinas se divisa la cúpula de este imponente edificio, diseñado a semejanza del Capitolio de Estados Unidos, en Washington D.C.
Debajo de la elegante cúpula hay, curiosamente, un diamante de 24 quilates que marca el punto de partida para medir las distancias entre La Habana y las demás ciudades, pueblos y aldeas de Cuba. Una vez aquí, estarás en el centro de una urbe declarada maravilla del mundo moderno.
Sorprendente fue hasta la propia construcción del Capitolio -sede del Parlamento cubano desde principios de 2017-. Tras sólo tres años y 50 días de labores abrió sus puertas en 1929, en lo que representó una verdadera hazaña, por su complejidad y magnitudes.
En nuestros días, llevarse fotos del emblemático inmueble, considerado por expertos como uno de los seis palacios de mayor relevancia a nivel mundial, es casi obligatorio entre quienes recorren por vez primera la ciudad habanera.
Varios años de restauración alistan a este edificio para recibir a aquellos deseosos de explorar sus atrayentes encantos. Lo más novedoso, quizás, está justo debajo del Salón de los Pasos Perdidos. En el primer piso se haya ahora La Cripta del Mambí Desconocido, una sala en forma de bóveda que honra aquellos héroes anónimos que dieron su vida por la independencia de Cuba.
Por Lissett Izquierdo Ferrer
Fotos: Abel Padrón Padilla
(ACN)